Los sismos, también conocidos como temblores o terremotos, son fenómenos naturales que se producen cuando la corteza terrestre se mueve debido a la liberación de energía acumulada en forma de ondas sísmicas. Estos movimientos subterráneos pueden ser causados por diversas razones, como la actividad tectónica de placas, la acción de volcanes, la actividad humana (como la extracción de petróleo o la construcción de presas), entre otros factores.

La mayoría de los sismos son imperceptibles para los seres humanos, pero algunos pueden tener efectos devastadores en las personas, los edificios y la infraestructura. Por esta razón, es importante estar preparados para enfrentar un terremoto y saber cómo actuar antes, durante y después de un evento de este tipo.
Antes de un sismo, es fundamental tener un plan de emergencia familiar y conocer las medidas de prevención recomendadas por las autoridades. Se debe identificar las zonas seguras de la casa o del lugar de trabajo, mantener las vías de evacuación despejadas, tener a mano un kit de emergencia con alimentos, medicamentos y objetos útiles, entre otras consideraciones.
Durante un sismo, es importante mantener la calma y seguir las recomendaciones de seguridad, como alejarse de ventanas, puertas y objetos que puedan caer, colocarse bajo una mesa resistente o un marco de puerta, y no correr ni gritar. Es fundamental recordar que la mayoría de las lesiones se producen por objetos que caen y no por los movimientos sísmicos en sí.
Después de un sismo, es necesario evaluar los daños ocasionados en la vivienda o el lugar de trabajo, revisar las instalaciones eléctricas, de gas y de agua, y estar preparados para posibles réplicas. Además, es importante prestar ayuda a las personas heridas o atrapadas, colaborar con las labores de rescate y mantenerse informados a través de los canales oficiales de comunicación.
En cuanto a la prevención de sismos, existen diversas medidas que pueden contribuir a reducir los riesgos y la vulnerabilidad de las personas y las estructuras frente a estos fenómenos. Algunas de estas medidas incluyen la identificación de zonas sísmicas y la implementación de normas de construcción sismo-resistentes, la realización de simulacros y ejercicios de evacuación, la promoción de la cultura de la prevención y la sensibilización de la población sobre los riesgos asociados a los sismos.
En este sentido, es fundamental la participación activa de la sociedad, de las instituciones gubernamentales, de las organizaciones no gubernamentales y de la comunidad en general para promover la cultura de la prevención y la preparación ante desastres naturales. La coordinación entre todos los actores involucrados es clave para fortalecer la resiliencia de las comunidades y reducir el impacto de los sismos en la población.
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